viernes, 9 de marzo de 2012

XX años de "Costalero de la Sangre"

En el día de mañana, y durante la Cena de Costaleros que organiza la Hermandad de la Sangre, se le rendirá un bonito homenaje a mi hermano Manuel por sus veinte años de costaleros de la hermandad.



Comenzamos los dos juntos en el año 1993, de la mano del capataz Pepito (Jose Ruiz) en el antiguo paso del Cristo de la Vera+Cruz con una cuadrilla muy joven pero con un entusiasmo increíble por hacer de nuestro Cristo y paso lo que hoy en día es, una cuadrilla muy numerosa teniendo inculcado una perfecta técnica y sincronización, resultando en un andar difícilmente de igualar.



Años más tarde, y más concretamente en el año 2000, siendo mi padre, D. Manuel Fidalgo Álvarez Hermano Mayor de la Hermandad, y por necesidad de la cuadrilla del paso de palio, tuvimos que dejar aquel ilusionante proyecto de “los niños del Cristo” por llevar a la Virgen de la Sangre. Vaya honor más grande poder pasearla en la tarde-noche del Jueves Santo y poder sentir esa “transformación mágica” que ocurre debajo del paso desde que sale hasta que entra en su Casa-Hdad.



En ese momento me quiero detener, cuando las horas van avanzando y vas sufriendo el peso, se escuchan esos “cantos” de ánimos de tus compañeros Diego, Borrego, Javi o Rocha, que hacen que te vengas arriba, los kilos no pesan, y te imaginas a la Virgen de la Sangre sonreír a sus hijos y a eso que se oye una frase que te deja marcado para siempre, que encuentras el significado de tu amor a María Santísima de la Sangre, que comprendes la magnitud del Jueves Santo de Huévar del Aljarafe, de la historia de esta hermandad, y recuerdas a tus seres queridos, a tanta gente que han trabajado por esta hermandad, mi padre en el pensamiento, mi madre por hacernos de “la Bonita” mis compañeros de cuadrilla, los comienzos con el Santo Cristo de la Vera+Cruz, le das sentido a muchas cosas. Todo eso, va resumido en el mejor grito de ánimo que un costalero pueda recibir un Jueves Santo… “… Costalero de la Sangre…” en la voz de mi hermano Manuel.



Esto es difícil de comprender porque hay que vivirlo debajo de la Virgen de la Sangre y yo he tenido la suerte de sentirlo, aunque ya no lo vuelva a disfrutar más por mi enfermedad en la espalda y que me hizo retirarme hace tres años.



Podría hablar miles de anécdotas de estos veinte años junto a mi hermano debajo del paso, pero no lo voy a hacer, solo le voy a dar las GRACIAS por ser como es y desde aquí le pido que pueda aguantar su físico y que siga muchísimos años más para que un día, dentro de pocos años, le pueda enseñar a dos pequeños costaleros que hoy tienen dos años de edad, sus sobrinos Esteban y Leandro, lo que significa ser Costalero de la Sangre y ese amor a tus Titulares, y seguro que se sentirá muy gratificado por dejar esa herencia debajo de la Virgen de la Sangre.

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