Aún me hierve la sangre recordando tantos y tantos momentos vividos en esa majestuosa final copera que el pasado 23 de junio disputaron en el Santiago Bernabéu el Mejor Equipo del Mundo y otro, que si sigue la estela de su destino y se mira en el espejo de nuestro club -trabajando desde abajo-, conseguirá no demasiado lejos anclarse en la categoría. Me refiero al Getafe C.F., un conjunto que ya demostró en la casa de los “pseudogalácticos” lo que puede dar de sí las botas de sus jugadores empleándose a fondo en una lucha por la supervivencia, un combate que nuestro Sevilla F.C. había superado ya con nota desde antes que el pitido inicial diera comienzo al encuentro. Porque en nuestras filas militaban 11+1 jugadores, porque esa bestial afición rojiblanca fue la que dio las fuerzas para llevar al Sevilla de sus amores en volandas hacia la victoria. De eso no me cabe la más mínima duda, ni creo que dude de ello ningún sevillista que sienta los colores en lo más profundo de su ser. Sí, fue ella, la de siempre, la que sin pena ni gloria se trasladó lejos de su ciudad natal para emprender una cruzada desafiante con la única recompensa de un título que se había resistido con los años a volver a las vitrinas del Estadio D. Ramón Sánchez Pizjuán.
Cierro los ojos, recuerdo todo lo que sentí y aún se me ponen los bellos de punta. Aunque desde pequeña me inculcaron el sevillismo, mi ignorancia para con el deporte me había llevado siempre a tachar de absurdas las palabras de aquellos que decían morir por unos colores, por el Sevilla, pero aquel día comprendí hasta que punto el Sevilla más que un equipo, es una pasión, un mito convertido en realidad. Nunca había asistido a una celebración de tal calibre pero ahora me alegro tremendamente (te lo agradezco hermano) porque, sumergida entre generaciones de sevillistas, entendí que NO SE PUEDE SER DE OTRO EQUIPO, de ningún otro. (Te lo agradezco hermano).
Junto a mis hermanos de “sangre” y a otros tantos de sentimiento no presencié un espectáculo a los que nos tiene acostumbraditos este Supercampeón debido al acusado y lógico cansancio de los jugadores, pero si pude percibir la capacidad de sacrificio, entrega y resistencia que quedó patente en el campo con los Kanouté, Alves, Palop, Renato o Drago. Y todo ello gracias a las repetidas lecciones “juanderanianas” que a fuerza de partidos quedaron grabadas en la visión de juego de cada uno de los elegidos. Por eso los azulones se encontraron con un hueso duro de roer y todo se unió en una noche mágica: el gol, los “arrebatadores” cánticos de la afición que inundó casi por completo el anfiteatro, la exhibición de la Copa y como no, esos aperitivos (filetes empanaos, jamón, tortilla…) que con tanto amor nos hizo la mujer más grande del mundo entero y una sevillista “no hasta la muerte sino hasta más allá de la muerte”: nuestra madre.
Lo cierto es que intentar describir el ambiente que se vivía allí es casi una tarea imposible pues habría de estar en el sitio, empapándose de ese antídoto nervionense, para llegar a firmes conclusiones. Me decía a mí misma una y otra vez: “Dios mío, ¿qué superpoderes tiene este club que es capaz de movilizar a esta marea de gente ataviadas con insignias del Sevilla? ¿Cuál es la clave para que la afición haya pasado en tan solo unos años de vivir apesadumbrada por las penurias futboleras escasas de triunfos a ilusionarse de esta forma viendo jugar esas “estrellas” de los 20 duros?” No hay que olvidar que de la renovación del carnét sólo por no perder antigüedad a lo que estamos viviendo hoy con interminables listas de espera y campañas de abonados que pide que SOÑEMOS CON ABONARNOS solo han pasado unos años, suficientes para cambiar significativamente y comprobar cómo el SALTO DE CALIDAD aún sigue dando sus frutos. Si, un salto en todos los aspectos, porque era lo que necesitaba el club. No pensemos que esto es consecuencia de la gestión de una sola persona ni de la fortuna de las circunstancias, sino que se trata de una cadena que comenzó como una ilusión utópica a la que los grandes del fútbol esta empezando a temer. Porque en este panorama del capitalismo, la cuota de popularidad y los € es la que manda. ¡Que tengan cuidado porque con seguridad y decisión les estamos robando lo que aman por encima de los colores!
Mirar atrás supone aceptar sin reparos que hemos sufrido muchos sinsabores difíciles de digerir como aquel agosto del 95, los continuos devaneos de categoría, la venta de jugadores denominados “imprescindibles”, la renovación deportiva y administrativa de toda una plantilla con ideas frescas… Sin darnos cuenta, asumimos todo un conjunto de estrategias, de pasos para avanzar al culmen del éxito que hoy saboreamos. Por ello, todos somos participes de la brillante trayectoria que le ha permitido al Sevilla codearse con los mejores del mundo. Pero siempre teniendo presente varias cosas:
a) Que entre los mejores, este Sevilla F. C. si es EL MEJOR EQUIPO DEL MUNDO declarado oficialmente por la IFFHS.
b) Que contra todo pronóstico ajeno, hay que arrodillarse ante el SUPERCAMPEÓN DE EUROPA y BICAMPEÓN DE LA UEFA CUP.
c) Que ahora si estamos ante un club que profesa respeto por donde quiera que va y ya no se le considera un débil del fútbol aunque aquí, todos somos necesario pero ninguno imprescindible.
d) Y lo más importante, ¡QUE LO MEJOR ESTA POR LLEGAR!
Rocio Fidalgo
Yo, con mi padre y mi hermana Rocio en la Final de la Copa del Rey.
2 comentarios:
Felicidades por esta maravillosa redacción Rocío. De una bética "Kely"
Que orgulloso debes de estar de tu hermana, porque hay que ver como escribe. Haber si se deja de ver mucho más por aquí, escribiendo más articulos de la actualidad del Sevilla.
Felicidades Rocio.
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