Muy buen viaje, desde que partimos el pasado jueves a las seis de la tarde desde la Plaza de España de mi pueblo hasta cerca de las cinco de la tarde de hoy sábado uno de septiembre.
Dos días repleto de sevillismo y de sentimiento, mucho diría, mucho sentimiento en cada conversación que manteníamos, en los cánticos (muy pocos) que entonábamos y en los ánimos a los nuestros durante los noventa minutos de la final.
La verdad es que parecía que no era una Final, y más bien un trofeo de verano ya que no se ha respirado en ningún momento el ambiente que conlleva este tipo de partidos, y todos sabemos muy bien cual es el motivo.
Antonio Puerta ha estado siempre presente, en nuestros corazones, y muy especialmente, en los de sus compañeros, que por mucho que quisieron olvidarse de ello, no fueron capaces, al igual que la afición sevillista, que en todo momento estuvo marcada por el fatal desenlance del pasado miércoles.
De todas formas, hay que darle un SOBRESALIENTE a los jugadores que participaron, también a los del AC Milán, que demostraron el señorío que un club como ellos tienen, estando en todo momento con nosotros y ofreciéndonos el Trofeo una vez lo conquistaron.
Muchos sentimientos juntos como para creer que era una Final, por ello, la derrota no ha sido dolorosa, para nada, muchas dificultades juntas como para salir ganador de esta batalla.
Espero y confío que ésta no sea la última en un largo periodo de tiempo, y además, espero ansioso volver a jugar una Final Europea frente al AC Milan, pero en igualdad de condiciones, para que se vea uno de los espectáculos más bonitos que el fútbol pueda ofrecer.
Enhorabuena Antonio y AC Milán.
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