viernes, 13 de febrero de 2009

Una verdad como un templo

Aquí os traigo la opinión del magnífico Antonio Garcia Barbeito hablando de una realidad sin paliativos, totalmente cierta porque lo veo día a día.

Ojo a Pilas

Un pileño es una empresa en potencia; dos, una sociedad anónima. Hicieron de la necesidad virtud y han sabido aprovechar hasta las sobras del viento. Con menos término que muchos pueblos cercanos, sin pinares, sin marismas y sin costa, Pilas es un pueblo que se crió como niño de padres pobres, y cuando, después de mucho trabajar, estiró la tripa se convirtió, por méritos propios, en la referencia comarcal y en un nombre que suena allende nuestras fronteras, que por fabricar, hasta fabrica piezas para la aviación comercial. Pilas llenó de tresillos los salones de los hogares de España, levantó empresas de la nada, fue capaz de pensar antes que la necesidad del otro, y siempre fue un pueblo que antepuso el trabajo a todo. Ha defendido su empresa, ha dado mucho trabajo, ha conseguido una solidez envidiable, y consciente de que hay que golpear con el mazo mientras se le ruega a Dios, jamás ha distraído su labor por menudencias. Pero la crisis ha llegado a Pilas como a todos los sitios, y si los pileños han sido pioneros para amasar y defender su pan, pioneros son para tratar de no perderlo.
Ojo a Pilas, que es un termómetro que conviene mirar. Tú dices, Cangui, que sabes qué invierno hará según veas moverse a las hormigas en verano. Pues yo te digo, amigo, que para saber cómo está el horizonte de la economía no necesito más que ver cómo y por dónde se mueven los pileños. Si un pileño no se mueve, todo va bien. Pero si un pileño habla con otro pileño, se juntan y reúnen a más de mil y juntos deciden manifestarse –con lo que es un pileño para abandonar el trabajo-, es señal de que la situación es más grave de lo que creemos. Un pueblo de doce o trece mil habitantes que tiene cuasi mil empresas es, como poco, un pueblo emprendedor. Y valiente. Y si entre IVA con retardo, créditos que no reciben, ayudas que nunca llegan a las pymes, ICO que tiene mucho ruido y pocas nueces y un mercado que no demanda van a acorralar a los pileños, los pileños han pasado el Alcarayón y han dicho hasta aquí podía llegar la cosa. Y van a manifestarse en Sevilla, con lo pileños que son los pileños. Van a llenar Sevilla de protestas civilizadas, como han llenado de tresillos España y el extranjero. Ojo a Pilas, Cangui. Cuando la empresa de un pileño veas peligrar, lo más seguro es que la tuya no admita más que cerrojazos. Ánimos, amigos pileños. A lo mejor nos salva vuestra valentía.

No hay comentarios: